Desde niña, amo a los animales. Anhelaba vivir en aquellos lugares en los que vivían en libertad. Me consolaba con ver programas de televisión de leones y elefantes en África, y perros y gatos en los Estados Unidos. Mis padres me permitieron tener solo algunos pajaritos, pero ninguna otra mascota. Mi deseo de poder estar cerca de esos seres maravillosos solo creció con la imposibilidad de tenerlos durante mi niñez. Con el tiempo, fundé una organización para el rescate de animales que gradualmente se convirtió en un santuario. Mi sueño se hizo realidad. No tuve necesidad de viajar a santuarios en otros países. Sencillamente creé uno.

Poco me imaginaba que la rescatista acabaría siendo la rescatada. Ante las terribles necesidades que sufren habitualmente los animales abandonados, recordé aquellos momentos en los que, en la soledad propia que percibía, también sentía que no siempre podía afrontar la vida sola. Al cubrir sus necesidades, descubrí que nuestros valores y propósitos, incluso cuando son únicos, no son necesariamente empeños solitarios. Cada residente del santuario ha aportado experiencias y lecciones que han resonado profundamente. En el proceso de generar bienestar para los animales, he sanado, crecido y aprendido. Me he convertido en una versión más auténtica de mí misma.

También he visto un lado de los animales que no siempre se reconoce. La profundidad de su comprensión del mundo es algo de lo que todos podríamos beneficiarnos si escucháramos. Los animales pueden ser maestros extraordinarios. Por eso, este santuario es tanto para ellos como para mí.

Te ofrezco Relatos de rescate, un reflejo de mi travesía y del refugio que es el Santuario de Rescatiños con la esperanza de que, al ser testigo de las maravillas del rescate mutuo, puedas participar en nuestro magnífico camino hacia la sanación y el crecimiento compartidos. Inspirados en hechos reales, son libros para niños de todas las edades.

Alguien me regaló una vez una taza que dice: "¿Quién rescató a quién?". Esas palabras encierran una innegable verdad transformadora. Ahora te las regalo a ti. Hazlas tuyas embarcándote en una misión de rescate significativa a través de la cual, al ayudar a los demás, nutres tu propia vida.

Con cariño,

J. C. Mel